Wednesday, June 06, 2007

Julian Coccia, presidente de Linux Español y fundador del Observatorio de Neutralidad Tecnológica

El software libre es el software que respeta las libertades de los usuarios. Es así como lo define Richard Stallman (2006), fundador de la Free Software Foundation y creador de las licencias que hoy protegen, y permiten la existencia del software libre. Sin embargo, además de la libertad de ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, cambiar y mejorar el software, el software libre respeta los derechos de los usuarios.
Un usuario debe tener derecho al total control de su ordenador, derecho a la intimidad, derecho a acceder a su información y a comunicarse libremente, y derecho a no ser discriminado en virtud de la tecnología que haya elegido. Y, por sobre todas las cosas, el software debe permitirnos evolucionar libremente, creando nuevas tecnologías e industrias, siguiendo el proceso natural de la misma evolución humana.
Contra la dependencia tecnológica
Durante casi dos décadas, la empresa norteamericana Microsoft ha impedido la evolución tecnológica, ha atentado contra la libre competencia, y nos ha condenado junto a nuestros gobiernos a una abusiva dependencia tecnológica.
Las herramientas que ha utilizado son muchas; entre ellas: el registro de abusivas patentes de software, el uso innecesario de estándares cerrados que impiden al usuario intercambiar datos con otros sistemas operativos, la violación de la intimidad del usuario, la limitación de las capacidades de los ordenadores, la competencia desleal, la publicación de falsos informes tecnológicos que han confundido a las administraciones públicas, y la inclusión de su tecnología como requerimiento para los concursos públicos.
De esta manera, Microsoft ha limitado en forma ilícita el surgimiento de otras alternativas, condicionando la creación de nuevas industrias y la natural evolución de la tecnología.
Sin embargo, a pesar de haber demorado, limitado y condicionado, Microsoft no ha podido detener la libre evolución tecnológica. Las necesidades de libertad y respeto a los derechos de los usuarios, sumada a la falta de soluciones informáticas estables y seguras, han impulsado la formación del grupo colaborativo de trabajo más grande que jamás se haya visto en la historia humana: la comunidad del software libre.
Cientos de miles de programadores alrededor del mundo, careciendo de una organización estructurada, han desarrollado sistemas operativos y miles de programas informáticos libres. Un producto de estos esfuerzos muy exitoso es el servidor web Apache, que hoy aloja el 60% de las páginas web en el mundo, contra 30% de la opción de Microsoft, según Netcraft (2007). Sin embargo, el producto más famoso dentro del software libre es el sistema operativo GNU/Linux, o llamado simplemente Linux.
Linux como alternativa real
Las capacidades del sistema operativo Linux, su estabilidad, seguridad y las libertades que ofrece, han comenzado a llamar la atención de los usuarios alrededor del mundo, cuestionando no solo la calidad de los productos Microsoft, sino además la ética de los actos cometidos por la empresa durante los últimos años.
El surgimiento de asociaciones, como Estándares Abiertos, fundada por Alberto Barrionuevo, vicepresidente de la FFII, nos abren los ojos y despiertan nuestra consciencia. El surgimiento del software libre, sin dudas, ha despertado en los usuarios del mundo la consciencia de libertad tecnológica.
La consciencia de libertad se propaga a pasos agigantados alrededor del mundo, y los términos 'software libre', 'estándares abiertos' y 'neutralidad tecnológica' comienzan a estar en la jerga cotidiana. Hace pocos días, el Gobierno de Ecuador (2007) hizo público un vídeo donde el presidente, Rafael Correa, anuncia que Ecuador adopta el uso de software libre como una política de gobierno y de estado, alegando que el es necesario para garantizar la soberanía en los estados, permitiendo el desarrollo de la tecnología local, y evitando la dependencia en tecnologías extranjeras.
Esta capacidad de comprender la necesidad de software libre es algo que, lamentablemente, aún no ha llegado a España. La Administración Pública es aún cautiva del software privativo, particularmente del producido por la empresa Microsoft. Tal cual lo declara el abogado José María Lancho (2007), protector de los derechos de los usuarios de software libre en España y Director del Observatorio de Neutralidad Tecnológica, las Administraciones Públicas aún son cautivas del software propietario.
Por una administración basada en el software libre
Sin duda, la falta de madurez a la hora de comprender la necesidad del software libre en las administraciones públicas es evidente. Esto se percibe cuando el Consejo Asesor de Administración Electrónica, del Ministerio de Administraciones Públicas, está encabezado nada menos que por Rosa María García García, presidenta de Microsoft Ibérica, tal cual lo indica el Ministerio de Administraciones Públicas (2006).
No es ético influenciar las decisiones tecnológicas del Ministerio de Administraciones Públicas, que afectan a todos los usuarios en España, a favor del beneficio económico de una empresa. No es ético cerrar la tecnología, impedir el desarrollo de nuevas industrias y crear una situación de cautividad y dependencia tecnológica.
No es ético que un profesor sea multado por usar Windows con sus alumnos, como ha pasado recientemente en Rusia, culpa de abusivas licencias de software privativo. No es ético que se eduque a nuestros hijos en un entorno tecnológico cerrado y discriminatorio.
Felizmente, en los centros de educación de varias comunidades autónomas, ya se educa a los alumnos con el sistema operativo Linux, gracias a iniciativas como la de la Junta de Extremadura y Andalucía, pioneras en materia del software libre. Asimismo, leemos día a día cómo medianas y grandes empresas alrededor del mundo, eligen migrar a software libre. Evidentemente, la consciencia de libertad crece a diario.
Es esta consciencia de libertad la que derrumbará las estructuras de software privativo. Es esta consciencia de libertad la que nos permitirá la intimidad, seguridad y no discriminación a la que todos tenemos derecho. Es esta consciencia la que nos permitirá eliminar las dependencias que condicionan la evolución tecnológica, porque la historia nos ha enseñado que la razón y el conocimiento humano, a la larga, prevalecen

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